martes, 8 de abril de 2014

Síntesis y análisis del libro "Ética para Amador"


INTRODUCCIÓN

El libro “Ética para Amador”, de Fernando Savater. En cierta forma, el autor lo escribe para cambiar el típico reproche de un padre a su hijo, dejándole algo mucho más original y especial, un manual de ética que servirá para toda la vida, tanto para él, como para todos los lectores que reciban el aprendizaje de este,  y los cuales podrán consultarlo cuando y donde deseen, sin que sea una imposición y un tedioso sermón. Es un libro con valiosas enseñanzas, el que se desarrolla como una charla de padre a hijo en un recorrido de nueve absorbentes capítulos, donde su propósito es transmitir el arte de vivir la buena vida humana  y el secreto de cómo saber elegir entre lo bueno y lo malo.
El autor, lo que hace al escribir “Ética para amador” tiene un propósito fundamental y único, debido a que le entrega al receptor una base sobre la ética con un significado moralizante y reflexivo de este, porque tiene en cuenta que, al escribir este libro debe considerar una idea universal sobre lo ético, algo que incluya a todas las personas, culturas y razas.
Es por esto que en los siguientes párrafos se relata un resumen de cada capítulo, con los puntos más importantes de la lectura, que dejan entrever el propósito del autor; y los cuales irán de la mano con un análisis reflexivo sobre cada uno de los 9 capítulos, y el cual incluirá tanto la opinión y creencias del autor, así como un consenso de opiniones vertidas de otros dos lectores.
  

SÍNTESIS DE CAPÍTULOS


            Este primer capítulo trata  sobre diferentes conceptos que durante el texto se van explicando por separado pero,  que inconscientemente al avanzar la lectura se relacionan entre sí, para finalmente terminar en un todo, es decir en un solo concepto clave que es “la libertad”.
Este, comienza relatando sobre las diferentes ciencias que se estudian en el mundo ya sea por interés propio o por simple aprendizaje para la obtención de  algún beneficio, tal como, el ganarse la vida día a día. Aquí, se hace referencia a que estamos rodeados de conocimientos llamativos, atractivos e interesantes pero, que podemos vivir sin ser capaces de estudiarlos o saberlos. Debido a que, uno aprende lo que sabe, meramente por voluntad, por conveniencia, o simplemente para sacar beneficio de algo. También, deja en claro qué, lo que pueda ser la vida de un individuo, es el resultado de lo que quiere cada uno para sí mismo y, es así como surge el máximo concepto de este capítulo que es la “libertad”, con la cual todos tienen derecho a decir “si o no” ante cualquier eventualidad. Sin embargo, deja en claro que, las personas  no son libres de escoger lo que son o lo que les pasa, sino que son libres de hacer y elegir, lo que estimen conveniente para la construcción de su vida y su futuro.

Capítulo 2“Ordenes, costumbres y caprichos”


            En este capítulo Fernando Savater explica como los hombres libres tienen la necesidad de decidir por algo en un determinado momento. Se pueden tener dos opciones de las cuales solo se podrá escoger una, a veces, incluso escoger esta sin que uno quiera. Las acciones o respuestas a las situaciones que se presenten deben decidirlas los hombres. Lo que se hace cada día, en cambio, pueden llegar a ser costumbres que se realizan sin pensarlas, por ejemplo él comer, el vestirse o él peinarse. Se puede elegir, pero hay veces en las que se ven obligados a tener que decidir sobre algo que ha sido impuesto. Por ejemplo si hay un tsunami, se puede decidir si quedarse en casa o subir un cerro para protegerse, pero no si queremos el tsunami.

En el momento de realizar una acción, este se puede hacer por tres motivos:
- Costumbre: porque es una rutina habitual en la persona y se hace sin pensarlo.
- Obligación: porque se impone y se tiene como consecuencia un castigo o recompensa.
- Capricho: porque es personal e individual  y se hace por tener el deseo de hacerlo.
La mayoría de las decisiones son caprichos pero, no todo se guía por lo que se uno quiere, para esto existen también las ordenes y  costumbres, que en conjunto complementan la vida de las personas.



            En este capítulo se explica que el actuar de las personas esta mediado por órdenes, costumbres y caprichos como por ejemplo, unos  obedecen  porque otros los mandan, van a un lugares porque se sigue una rutina, o se dejan llevar por un instinto pasajero (capricho) , pero al momento de tomar enserio las decisiones, estas razones pierden importancia. Esto se explica que tiene que ver con la libertad propia, la cual es la capacidad de decir sí o no, dependiendo de lo que uno desea. Es lo más opuesto al “dejarse llevar” ya que, al momento de reflexionar sobre la decisión tomada es cuando uno se cuestiona sus motivos.
La palabra moral, etimológicamente tiene que ver con las costumbres según el latín, y así es también como tiene que ver con las órdenes, pues la mayoría de los preceptos morales se relacionan con el que “debes” y el que “no debes”. Por otro lado, Moral es lo que se considera como válido en la comunidad en que se habita. Si por esto, se quiere emplear bien el concepto de libertad, hay que anular las órdenes, costumbres y caprichos. De igual manera se explica que la palabra Bueno se refiere a docilidad y el no llevar la contra, pero que es difícil catalogar a alguien como bueno o malo, porque el concepto varía según la cultura, tópico y contexto en el que se encuentren los diferentes grupos sociales. Por ende, no hay una regla universal que delimite el ser bueno.



            En este capítulo se habla de que las personas no son libres de no ser libres, porque no tienen más remedio que serlo, es decir, se está condenado de cierta forma a la libertad. Si se desea darse la buena vida, es por la elección individual del sujeto, desde el propio punto de vista y de lo que crea que es lo que más le conviene. Se desea eso y lo aquello, lo uno y lo otros, esto gracias a que uno es libre de hacer lo que se quiere, pero no de hacer lo que se le da la gana en cualquier situación.
La buena vida humana aquí se refiere a la buena vida humanizada, entre pares. Como personas se quiere ser tratado como tal, porque eso es la humanidad, la cual depende en gran medida de lo que uno construye con los otros o gracias a otros. La cultura en la cual se comienza la humanización, parte con el lenguaje, ya que es el primer contacto y lazo que se tiene. Asimismo existen variadas formas de contacto y humanización, como el basar las relaciones en el respeto y miramientos humanistas  que uno tiene para los otros. Lo más importante que habla el capítulo es que para uno ser humano, necesita de otro que le enseñe a serlo, es algo mutuo. Por eso, “darse la buena vida es dar la buena vida al del lado”.



            En este capítulo se relata la historia de dos personajes que creen darse la buena vida, pero que al final de todos sus actos es donde se dan cuenta que cometieron grandes errores y que su concepto de buena vida estaba totalmente distorsionado.
La primera historia cuanta sobre Esaú, quien por un plato de lentejas en un momento de hambre, decidió cambiar su herencia del primogénito a su hermano Jacob justificando el cambio por una visión de una futura muerte. Por otro lado, se relata la historia de Kane, quien se dedicó durante muchos años a vender a todas las personas, para poder comprarse cosas carísimas; él estaba obsesionado con la riqueza que no se percató, que trato a las personas como cosas,  por lo que los que lo rodeaban fueron perdiendo su afecto, devolviéndole con el mismo trato. Sin embargo, ya en el lecho de su muerte se da cuenta que la riqueza no era lo que le hacía feliz, si no que era su trineo de infancia por el cual sentía mucho afecto debido a los recuerdos que este le traía.

 Con estos relatos, queda claro que ambos querían darse la buena vida pero no sabían en qué consistía esta. Aquí se reflexiona con lo que realmente es vivir. Uno de los temas que trata a su vez, la ética, es la moral, que no cosiste en cumplir las reglas, si no que comprender cuales comportamientos nos hacen tener una buena vida partiendo por el apego a otros seres humanos.



            La imbecilidad, se habla en este capítulo dentro del contexto de estado de anímico, espíritu debilucho y cojitranco. Se menciona que hay varios tipos de imbéciles a elegir, como: El que cree que no quiere nada (todo le da igual), el que cree que lo quiere todo (quiere todo a la vez, el que no sabe lo que quiere y no se molesta en averiguarlo (imita al resto), el que cree saber lo que quiere y el que quiere con fuerza y ferocidad pero se engaña así mismo sobre la realidad.
Todo sujeto mencionado en el párrafo anterior, necesita apoyarse en cosas externas que no tienen que ver con la libertad y reflexiones propias de un individuo. Lo contrario de ser imbécil es tener conciencia, lo que no consigue por azar, sino que son habilidades que se desarrollan desde antes, como el hecho de tener un buen oído ético y gusto moral desarrollados con la práctica. ¿En qué consiste la conciencia que cura la imbecilidad? Pues bien, consiste en que no todo de igual, en fijarse que lo que se hace es lo que se quiere, en demostrar que se es responsable de los propios actos. Hay que saber lo que se quiere y sentirse bien con sigo mismo. El remordimiento aparece cuando el individuo se percata que ha hecho algo mal. De igual manera entonces, se es libre de poder errar, y es a causa de esto el remordimiento, porque uno sabe que ha errado sabiendo que lo que quería hacer era lo otro.



            El autor comienza citando la travesía de Robinson Crusoe, el cual se encuentra en una isla, donde se enfrenta a los desafíos de la naturaleza y la sobrevivencia, pero descubre una huella de un humano que lo hace hacerse varias preguntas del cómo enfrentar la situación porque, ya no solo se enfrentara a cosas de la naturaleza si no que a situaciones netamente humanas. Aquí el autor deja en

claro que el interés de la ética es como vivir bien la vida humana, la vida que transcurre entre humanos.
Posteriormente se reflexiona sobre las personas “malas” y “buenas”, teniendo bien claro que quien hace cosas “malas” no deja de ser humano por ello; y que todas las acciones son imitación de otras, de ahí la relevancia de dar el ejemplo de que quien roba, miente, mata o viola no deja de ser humano. Habla también de la importancia de ponerse en lugar del otro para tratar de tomar en cuenta sus derechos humanos, no solo según la institución pública, sino también la virtud de la justicia, o sea la habilidad de cada uno para entender y vivir con nuestros semejantes. Es esto lo que nos hace vivir bien.
Finalmente se resuelve la pregunta ¿En qué consiste tratar a las personas como personas? Y es simple como ponerse en el lugar del otro, más conocida como empatía.



            El autor en este capítulo explica que la sexualidad del ser humano se cree que está enfocada solo a la relación sexual (sexo), por lo que es un tema que muchas veces y para gran parte de la sociedad se ve como algo amoral o inmoral, porque se asocia a algo que no debe ser mostrado a la luz de todos, pero esto depende de su uso, es obvio que será inmoral si se utiliza para causarle daño a alguien. El cuerpo está hecho para disfrutar, por lo que los miedos o tabúes no son más que el miedo al placer. Aquel que se empeña en no gozar porque piensa que alguien lo está pasando mal, lo único que logra es amargarse la vida. Estos son los puritanos, los cuales piensan que algo es bueno cuando no les agrada hacerlo.
El placer es algo que no se deja de lado, pero el mismo llega a ser culposo porque no se saben cuáles son los límites de hasta dónde puede llegar, por lo que hay que darle el uso necesario, pero sin abusar del mismo; sabemos que su límite es cuando perjudica, que es cuando ya no da la alegría cotidiana.  Para vivir bien la vida es necesaria la alegría, por lo que hay que disfrutar los placeres de la vida, sean cuales sean, porque existen para aceptarlos y disfrutarlos. Hay que ayudar a los demás cuando lo necesitan, pero no hay que lamentarse por no estar pasándolo mal con ellos.



            En este capítulo, Savater se cuestiona ¿Cómo se relaciona y diferencia la política de la ética? Pues bien la ética es el arte de elegir lo que más nos conviene y vivir lo mejor posible, y la política se encarga de organizar lo mejor posible la convivencia social. Sin embargo estas presentan sus diferencias, la ética se ocupa de lo que uno mismo hace con su libertad, mientras que la política intenta coordinar de manera provechosa para el conjunto de sociedad lo que muchos hacen con sus libertades. También en la ética lo importante es querer bien, porque no se trata más de que cada cual hace lo que quiere porque así lo decide y para la política en cambio lo que cuentan son los resultados de las acciones no importa el medio por el que se consigan estas.
¿Cómo será la organización política preferible, aquella que hay que esforzarse por conseguir y defender? Pues bien el sistema político deseable según el capítulo,  tendrá que respetar al máximo o limitar mínimamente las facetas publicas de la libertad humana, deberá ser justa es decir considerar los intereses del otro como si fuesen suyos y tomarse a la sociedad enserio, reconocer su dignidad, simpatizar con sus necesidades, entre otros. Y por último tiene que garantizar la asistencia comunitaria, pero no a costa de la libertad y dignidad.



ANÁLISIS PERSONAL



            ¿Podemos vivir sin saber todo? La respuesta a este planteamiento es que sí, ya que como individuos , lo que estudiamos o aprendemos lo hacemos solamente por necesidad y conveniencia, debido a que a nosotros como seres humanos, nos puede atraer algo bueno, pero que en exceso no seguirá siendo bueno, ya que puede traer como resultado, efectos perjudiciales sobre nosotros mismos. Aquí se demuestra claramente nuestra mediocridad, debido a que no buscamos saber más de los poco que entendemos o de lo que nos conviene, porque como podemos vivir con unos cuantos conceptos que suplan nuestras necesidades básicas o que nos ayuden a enfrentar la vida, el resto del conocimiento que no influye o no interviene en nuestro normal vivir, pasa a segundo plano o simplemente es desechado de nuestras prioridades.
Como seres humanos pensantes, tenemos algo característico que nos diferencia de los demás animales, y es lo que conocemos como Libertad. Esta,  nos permite ser capaces de escoger y hacer lo que queramos para nuestra vida, es decir, nosotros la construimos según nuestros gustos y necesidades. Por lo tanto, también tenemos la libertad de escoger nuestros actos, de formarnos como personas, de adquirir los valores y aptitudes que queramos. Tenemos la libertad de poder decir “sí” o “no” frente a una problemática que se nos presente en la vida y de poder responder como cada uno estime conveniente. Es esencial para nosotros como futuros profesionales de la salud, reconocer en lo  anterior, que cada uno se vale de su libertad individual, para tomar sus propias decisiones.
            Siendo profesionales, estaremos expuestos diariamente a situaciones en las cuales, tendremos que decidir qué es lo más adecuado tanto para nosotros, como nuestros usuarios, familia,  comunidad y el equipo de salud que nos rodeará, resolviendo así, con una mirada holística frente a ellas.


            Para realizar acciones o motivaciones, tenemos la opción ciertas veces de elegir lo que nos sucede, siempre cuando tengamos la solución a esto. Hay veces en que tenemos que optar solo por una cosa dentro de una carta de opciones, en contra de nuestra voluntad de poder elegir algunas o todas. Por ejemplo, puedo optar por asistir al cumpleaños número uno de mi hermano o  estudiar

para el examen del día siguiente, o hacer las dos, pero al tener poco tiempo, solo puedo optar por una. En este caso podré optar por asistir al cumpleaños, pero asumiendo las consecuencias de presentarme al examen no bien preparado; o, preferir estudiar y aprobar el ramo, antes de asistir al primer cumpleaños de mi hermano pequeño. Aquí la decisión es muy difícil, pero así como el inicio de nuestra concepción, la vida está llena de elecciones a realizar. A diario nos vemos enfrentados decisiones tan simples como escribir o tan difíciles como decidir arriesgar la vida por otro.
Dándole un enfoque profesional, uno toma decisiones por orden de un jefe superior, quien es el que guía los acciones que uno debe tomar, por ejemplo cobrar cierto dinero por consulta o atender solo a un determinado tipo de usuario; pero, también nosotros como seres libres, tenemos derecho a tomar decisiones por costumbre, por ejemplo de realizar cierto tipo de exámenes, para ciertos síntomas, aunque sean estos impuesto anteriormente. No obstante, uno no debe consultarle al jefe que hacer, porque uno tiene la especialidad hecha costumbre, así como también el trato que debe darle al usuario. Sin embargo, en estos casos, no puede darse la libertad de optar por un capricho, suministrando un examen, un medicamento, o un tratamiento al azar al usuario, ya que los caprichos que uno elige, nunca deben arriesgar la integridad, la vida, la libertad ni el respeto hacia otra persona.


            El concepto libertad fue uno de los primeros relatados en el capítulo por lo tanto uno de los primeros que reflexionamos. En el texto se define como algo que tiene que ver con la toma de decisiones individual y sí,  es netamente evidente porque, para cada cosa que realizamos tenemos que decidir si lo hacemos o no, reflexionado previamente si nos conviene o no la decisión, lo que nos lleva de inmediato a una idea clave del capítulo sobre qué es lo bueno o malo al momento, así como si la decisión es éticamente lo correcto. Y es en este punto donde creímos  haber sabido lo que es bueno y lo que es malo pero poniéndolo en tela de juicio,  porque quien dice que lo que es bueno para nosotras puede ser bueno para los demás, por ejemplo, la donación de órganos, para nosotras es el acto más bueno y correcto, pero para otros puede ser abominable, porque la persona que dona sus órganos atenta contra su propio templo. Por lo que llegamos a la misma conclusión del texto, es decir,  no hay reglas exactas que definan lo que es o es ser bueno. Esto se da entonces, porque las


leyes morales dependen estrechamente del nuestro desarrollo a través del tiempo, de nuestras experiencias, y de la comunidad en la que estemos insertos, con su cultura y costumbres.
No podemos catalogar entonces lo que es bueno o malo, o juzgar lo que es bueno o malo para otra persona, ya que vivimos en un mundo universal, donde cada ser individual trae consigo una historia, una cultura o una religión que lo hace actuar de cierta forma  de acuerdo a su propia línea ética y moral. Empero, lo que si podemos tener en claro es que uno puede creer en lo que sea y seguir la cultura que sea, siempre y cuando no se atente contra la libertad de la otra persona o grupo.


            En el transcurso de la vida nos preguntamos siempre hacia dónde ir y que elegir, especialmente cuando damos el paso hacia la vida adulta; muchas inquietudes, prejuicios, deseos de lo que quiere la familia para nosotros y lo que nosotros queremos para sí mismos. La ética nos enseña que lo que queremos es lo que debe guiar nuestras decisiones porque somos libres de elegir como será nuestra “buena vida” y como vivirla.
 Cuando leímos en el texto “estamos condenados a la libertad” fue ¡sí! Pues realmente es así, cada accionar lo hacemos con nuestra propia libertad, porque nosotros lo queremos, porque nosotros lo deseamos. Sin embargo, tenemos que ser capaces de ver más allá de lo que se nos apetece en un momento determinado, y lo que realmente queremos como meta futura.
 Debemos confesar que pensamos en muchas cosas de momento que deseamos con tanto afán, como la ropa de temporada, zapatos, y muchas más, que no tienen mayor importancia. Pero, tampoco fuimos egoístas, ya que priorizamos lo que queremos a futuro en nuestra vida, como el poder ayudar a nuestras familias que se sacrifican día a día para entregarnos educación, así  como el poder progresar profesionalmente, teniendo un buen vivir ayudando a nuestros futuros usuarios que pondrán su confianza e inquietudes en nuestras manos. Por otro lado, puede que deseemos tener todas las riquezas y comodidades del mundo sin mayor esfuerzo, pero, esto no debe significar sacrificar las relaciones de amor que tenemos con nuestra familia, amigos, compañeros, entre otros, ya que finalmente luego de tenerlo todo, nos daríamos cuenta que en realidad no tendríamos nada, ya que lo más valioso es el afecto humano, los lazos y el amor mutuo, los cuales entregan la buena vida.


            Darnos la  buena vida es a lo que apunta este capítulo. Para lograr esta, se necesita estar satisfecho con lo que uno es como persona; es saber entregar afecto, ayuda, comprensión y compañía a los humanos de alrededor, ya que somos los únicos seres que podemos darlo, porque eso nos hace seres humanos, en eso consiste la humanidad.
  Todo el amor y el querer hacer bien al otro, se anula cuando somos avaros y nos enfocamos en las cosas materiales, las cosas que son de corta duración y temporales, dejando de lado así las cosas que verdaderamente son relevantes y edificantes, como el poder relacionarnos de manera armoniosa con nuestro entorno, como el asumir los problemas de la vida y buscarles solución; esto es lo que nos hace grandes humanos, esto es lo que permite nuestro buen vivir.  En cambio las personas que solo se concentran en obtener el éxito material como el dinero por ejemplo, al estudiar solo por eso una carrera de salud con buena remuneración. Si bien, son felices durante la adquisición de estos bienes, esta felicidad se terminará a penas se den cuenta que lo material, los convirtió en personas egoístas y frustradas, y cuando esto suceda, estarán solos a causa de su egoísmo.
 El dinero y los bienes, si bien nos ayudan a suplir gustos y extravagancias, no es lo más importante, de echo es lo menos importante para obtener el buen vivir;  en el caso de nosotras como estudiantes de fonoaudiología, estudiamos porque tenemos el gusto de servir a otro que necesite de nuestra ayuda, tenemos la capacidad de entregar lo que dispongamos con tal de suplir una necesidad. El dinero da igual, porque al final de todo, de nada sirve ser el más rico del cementerio.


            Con respecto a los tipos de “imbéciles” mencionados por el autor suele ocurrir en diversas etapas de la vida, podemos reflexionar que es muy difícil notar claramente lo que queremos o no, pero únicamente nosotros podemos tomar aquella decisión.
Los tipos de imbecilidad para nosotras aún se ven reflejados en ciertas conductas al momento de tener que escoger algo por ejemplo, hay veces en que nos da lo mismo si somos nosotras las que tomamos las riendas en algún trabajo dentro de la universidad, asimismo a veces nos da lo mismo en

un momento de molestia, arreglar las cosas o no con esa persona. Así es como muchas veces pasamos a llevar a las demás personas de nuestro alrededor, por un beneficio de conveniencia propia; y al obtenerlo finalmente, pocas veces logramos darnos cuenta que perdimos a ese ser querido por una estupidez. Esto es lo que conocemos como egoísmo, que a veces nos domina sin poder evitarlo, alejándonos entonces de nuestra idea de poder lograr vivir la humanización, ya que no reconocemos al otro como tal, sino que solo nos centramos en nuestro bienestar. Finalmente nos damos cuenta que fuimos libres, que cada error que cometimos, fue únicamente decisión de nosotros, pesando bastante el remordimiento y la autocrítica del porqué lo hicimos , pero como estamos atrapados al último que culpamos, es a somos nosotros mismos.


            El relato de la historia del naufrago Robinson Crusoe hace darnos cuenta de cuan complicadas pueden llegar a ser las relaciones humanas. El hecho de no saber cómo actuar ante un desconocido, no saber si ponerse a la defensiva o en completa amabilidad, influye en esto acaso en que somos seres muy complejos o simplemente somos nosotros los que ponemos las cosas difíciles y las barreras frente a los problemas.
En nuestro caso, nos cuesta expresarnos frente a un grupo abundante de personas, por miedo a equivocarme al hablar, en lo que diga o al rechazo mismo. Viendo esto desde cierto punto de vista, es muy absurda la posición que tomamos frente a estas situaciones, porque todas las personas tenemos el derecho a equivocarnos, y esto forma parte del aprendizaje y de la propia libertad a expresarnos. Si bien, no siempre ocurre así, ya que en grupos más  pequeños o con personas que tengo mayor grado de confianza ocurre todo lo contrario, sale nuestra verdadera personalidad, aflora nuestro verdadero yo, carismático y espontaneo. Es por esto que no podemos explicar, porque frente a otros ocultamos quizás como defensa nuestra verdadera personalidad. Pero, lo que puedo dejar en claro después de la reflexión es que siendo buenos o malos en algo, no dejaremos de ser tratados como humanos. Quizás eso es lo que nos tiene que dar el empujón y confianza en nosotras mismas.



            Muchas veces lo moral y amoral se ve relacionado con el tema sexual, por lo que desde ese punto de vista, el placer y el gozo de la vida de cualquier ser humano puede ser catalogado de bueno o malo, dependiendo de las características o creencias de la persona que esté mirando desde su punto de vista el sexo. El placer puede verse como algo positivo ya que mejora la vida. Su control y uso de se puede mirar desde dos visiones; desde el uso, el cual enriquece la vida; y la del abuso, que la empobrece. (Siempre con autonomía). El placer de sentirse culpables por abusar de ellos, es para los que desean un castigo, al contrario de la templanza, la cual pone el placer al servicio de la alegría. Así es como el placer se ve como una manera moral para vivir la buena vida y del cual no se debe tener miedo, porque nos ayuda a alcanzar la plenitud, obteniendo como resultado el no sentirse esclavo de los placeres mismos.
Encontramos que es absurdo negarse a los placeres de la vida, porque estos existen para disfrutarlos, traernos alegría, distracción, etc. Pero no solamente haciendo referencia al plano sexual, sino que también a otros placeres, como el comer harto y degustar exquisiteces, como lo es para nosotras. Muchas personas comen con culpa, y eso es lo peor que nos puede ocurrir como seres humanos. Sentir la culpa de disfrutar cosas que nos proveen el mundo y la vida misma.


Partiremos diciendo que nos consideramos totalmente incultas en lo que es política. Nunca en nuestras vidas nos hemos preocupado ni interesado por ella; tampoco recibimos educación de nuestras familias o cercanos sobre ella, solo inclinaciones políticas que se fueron heredando y traspasando casi genéticamente.
Según el texto, hay un gran rechazo hacia la política, ya que por lo general se hacen demasiadas promesas que son difíciles de cumplir pero fáciles de olvidar, y no todas responden a las expectativas de la gente debido a que hay una gran exigencia por parte de ellos hacia los políticos.
Nosotras creemos que el problema dentro de la política es que las personas creen que los políticos son seres sobrehumanos, los cuales pueden resolver nuestros problemas  y la vida misma,

confiando ciegamente en ellos, sin ver las dificultades y el tiempo que se requiere para lograr un propósito o los beneficios  y prejuicios de intermedio que puede significar el lograr  lo prometido. Por otro lado, al equiparar la política y la ética , se puede deducir que ambos buscan el bien común, ambos quieren el vivir bien; claro que mientras la ética lo define como “ elegir lo que más nos conviene y vivir lo mejor posible”, la política busca “organizar lo mejor posible la convivencia social, para que cada cual pueda elegir lo que le conviene”.

CONCLUSIÓN


Este libro deja al lector, o a nosotras como lectoras,  una enorme reflexión sobre el porqué de la ética, la moral, la libertad, la elección. Cosas cuya utilización en nuestras vidas es constante, y por las cuales nos  guiamos a diario al momento de tomar decisiones, de relacionarnos, de elegir lo que para nosotros es bueno o malo y a su vez lo que nos es conveniente y lo que no . Estos conceptos son parte de nuestro diario vivir, pero su significado varía según la persona que lo adquiera, ya que no es algo concreto si no que es abstracto y maleable, tal como el amor.
Lo ético, no nace con nosotros, no lo heredamos genéticamente, pero si lo adquirimos desde que nacemos, ya sea por el legado cultural que nos dejan nuestros progenitores, la localidad en la que habitemos y nos desarrollemos, así como también las personas con las que nos relacionemos desde el comienzo de nuestro crecimiento y de las cuales tomemos moldes y referencias de lo que esperamos llegar a ser como personas.
 Como seres humanos tenemos una cualidad que nos hace superiores al resto de los animales y es el poder pensar, el tener conciencia de que estamos aquí y que podemos con nuestras manos, construir nuestro futuro según las expectativas que tengamos de este.  No somos maquinas, ni animales que están programados para cumplir cierta función dentro de la cadena alimenticia o de supervivencia. Podemos elegir, tenemos la libertad de elegir lo que queremos , lo que deseamos, lo que nos proponemos , incluso con las personas que nos relacionamos y de las cuales formamos una familia propia, una familia integrada de acuerdo a lo que yo busco de otras personas o a las cualidades similares a las mías que estas presenten.
“La gran virtud de los seres humanos racionales y nobles es la aptitud para vivir juntos como iguales, sin reclamar para sí nada más de lo que libremente se otorga a otro”. Jhon Stuart Mill.

Camila Medina - Arelis Garrido.

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